28 noviembre, 2007
Museo de Arte Contemporáneo de Valencia
Al subir la vista pensé, juré, que se iban a lanzar a la banqueta, pero no, sólo eran esculturas... Así lucía en 2005, me preguntó si era por las exposiciones que había dentro... nada espectacular... pero qué buena fachada.
Historias de chancla, capítulo 2
Son casi las 11 de la noche. Chancla está guardada. ¿Me pregunto si sabrá cómo pasó de stiletto a... chanclita?
Bueno, todo comenzó un día de marzo del lejano 2004. Mi stiletto rojo cereza y yo íbamos oyendo a Guillermo Ochoa mientras circulábamos por periférico. Estabamos felices, íbamos a la oficina, pero un volvo negro manejado por un baboso de 18 se frenó en seco. Chanclita no logró detenerse lo intentó, en verdad y no pudo. Y yo, junto con ella, me fui contra el volvo negro manejado por un baboso de 18. Mi cuello en collarín por un mes y mi incipiente Chanclita en el taller 35 días... Pero regresó con más bríos que nunca. Le ajustaron su cacles negros ya no tan brillantes y le pulieron su trompita y la dejaron presta para acompañarme por el mundo, hasta que cayó en un hoyo, de esos que pululan por la ciudá y debí cambiarle su herradura. Chanclita resistía los embates de la ciudá, hacía su mejor esfuerzo por saltar los baches, no rozar los topes, evadir los camiones y demás, pero, desafortunadamente, la invadió un gran complejo de inferioridad cuando se mudó de oficinas de polanco a santa fe. Pobre chanclita, asustada por el tráfico, el tramo diario de carretera, los grandes edificios estilo supersónicos y las enormes camionetas con guarros, adelgazó, perdió potencia y supo lo que era temblar desconsolada entre el tráfico de la carretera México-Toluca. Yo, solidaria, le di ánimos (de hecho, le doy ánimos), y juntas hemos recuperado nuestro autoestima frente a las grandes SUV. Sin embargo, habían pasado dos años, su autoestima mellada, sus herraduras roídas, ahora sabía que era una chancla... pero luego se lo tomó muy apecho.
Bueno, todo comenzó un día de marzo del lejano 2004. Mi stiletto rojo cereza y yo íbamos oyendo a Guillermo Ochoa mientras circulábamos por periférico. Estabamos felices, íbamos a la oficina, pero un volvo negro manejado por un baboso de 18 se frenó en seco. Chanclita no logró detenerse lo intentó, en verdad y no pudo. Y yo, junto con ella, me fui contra el volvo negro manejado por un baboso de 18. Mi cuello en collarín por un mes y mi incipiente Chanclita en el taller 35 días... Pero regresó con más bríos que nunca. Le ajustaron su cacles negros ya no tan brillantes y le pulieron su trompita y la dejaron presta para acompañarme por el mundo, hasta que cayó en un hoyo, de esos que pululan por la ciudá y debí cambiarle su herradura. Chanclita resistía los embates de la ciudá, hacía su mejor esfuerzo por saltar los baches, no rozar los topes, evadir los camiones y demás, pero, desafortunadamente, la invadió un gran complejo de inferioridad cuando se mudó de oficinas de polanco a santa fe. Pobre chanclita, asustada por el tráfico, el tramo diario de carretera, los grandes edificios estilo supersónicos y las enormes camionetas con guarros, adelgazó, perdió potencia y supo lo que era temblar desconsolada entre el tráfico de la carretera México-Toluca. Yo, solidaria, le di ánimos (de hecho, le doy ánimos), y juntas hemos recuperado nuestro autoestima frente a las grandes SUV. Sin embargo, habían pasado dos años, su autoestima mellada, sus herraduras roídas, ahora sabía que era una chancla... pero luego se lo tomó muy apecho.
Historias de chancla, capítulo 1
Cómo olvidar la primera vez que la vi. Compacta, roja cereza, con unos pies negros, enormes y brillantes. Circulaba con dos amigas (creo que una azul y una gris) por una vía rápida rodeada de frondosos árboles. Al final, hombres y mujeres jóvenes se bajaban de ellas y se ponían a bailar. Y luego la pantalla se fue a negros.
Cupido había lanzado una flecha al aire, y por tristeza me pegó a mí. Días después me armé de valor y quise ir a verla en vivo y a todo color. Al admirarla no era una chancla, más bien se parecía a un stiletto rojo, alto, brilloso y, al parecer tenía voz, porque en ese instante oía claramente como repetía sin cesar que quería irse conmigo. Tanto se esmeró, tanto lo repitió, que le hice caso y una semana después llegó a las puertas de mi hogar. De su interior nadie se bajó a bailar conmigo, más bien llegó un tipo malencarado que me hizo firmar cientos de papeles y me dejó la garantía. Ah, ésa fue la primera señal... y yo la omití, pero hoy me arrepiento. Siempre hay que estar antenta a las señales, a cualquiera.
Cupido había lanzado una flecha al aire, y por tristeza me pegó a mí. Días después me armé de valor y quise ir a verla en vivo y a todo color. Al admirarla no era una chancla, más bien se parecía a un stiletto rojo, alto, brilloso y, al parecer tenía voz, porque en ese instante oía claramente como repetía sin cesar que quería irse conmigo. Tanto se esmeró, tanto lo repitió, que le hice caso y una semana después llegó a las puertas de mi hogar. De su interior nadie se bajó a bailar conmigo, más bien llegó un tipo malencarado que me hizo firmar cientos de papeles y me dejó la garantía. Ah, ésa fue la primera señal... y yo la omití, pero hoy me arrepiento. Siempre hay que estar antenta a las señales, a cualquiera.
27 noviembre, 2007
Martes por la tarde
Me gusta remendar mis heridas con curitas. Siempre pego una aquí y otra allá cuando me parten el corazón, algo no sale como lo planee o extraño a quienes ya se fueron. Rara vez se me caen. Procuro hacerme la fuerte la mayor parte del tiempo. Hoy me las tiraron de sopetón. Nudo en la garganta ganas de maldecir escuchar música depre retirar todos los árboles de Navidad de todos lados un dia de duelo general ropa negra paredes negras casas con moños negros en las puertas y computadoras apagadas 24 horas en señal de lo todo lo que perdemos a diario...
Carta a Santa Claus
Estoy molestísima con el mundo. Obviamente, amazon está tan, pero tan saturado, que ya me escribieron para decir que mis regalos de Navidad en realidad arribarán para Reyes... lo que me ocasiona algunos problemas técnicos con C... en fin. No es mi culpa, blame it on amazon. Ahora que cambio de año –y de década al parejo– hay muchas cosas que me gustaría que Santa me trajera:
1. Un sentido de la responsabilidad más choncho, o que por lo menos lo engorde un poco.
2. Una cocina nueva: roja, italina y padrísima... no importa que no cocine o que no tenga con que rellenarla.
3. Un PT Cruiser color crema y automático.
4. La desaparición de 'la chancla' (para mayores referencias busquen pronto 'historias de una chancla'.
5. La voz de Rothko, sí, quiero que mi perro hable.
6. Unas curitas para la capa de ozono.
7. Un método para secar ropa rápido y efectivo. C lo agradecerá.
8. Que absolutamente todo lo que coma sea orgánico.
9. Que se acaban los detergentes y todo sea orgánico.
10. La multiplicación del petroleo.
11. Que por fin confiesen que hay vida en otro planeta, ¡ya quiero tener amigos aliens!
12. Un editor que se anime a publicar mi primer libro álbum, altamente recomendable.
13. Poner fin a una incipiente glaceación.
14. Que no vuelva a temblar... nunca
15. Que se acaben los tsunamis.
16. Que los mexicanos lean el reglamento de tránsito y lo respeten.
17. Que exista un puento tridemensional a Santa Fe –y exclusivo para mí–. Odio en tráfico.
18. Que me regalen un árbol de Navidad igual al de Bee Movie.
19. Conocer a Tom Hanks.
20. Ir a la India y bañarme en su río exactamente el día que cumplo un año de casada.
21. Que me den un Honoris Causa por el simple hecho de ser yo.
22. Que me quite el miedo a los volcanes, a las mariposas negras y a que un fantasma me jale los pies en la noche.
23. Por lo demás, me conformo con unos aretes, de esos raros que me encantan y que me dejan infinitamente más caros de lo que en realidad cuesta hacerlos.
1. Un sentido de la responsabilidad más choncho, o que por lo menos lo engorde un poco.
2. Una cocina nueva: roja, italina y padrísima... no importa que no cocine o que no tenga con que rellenarla.
3. Un PT Cruiser color crema y automático.
4. La desaparición de 'la chancla' (para mayores referencias busquen pronto 'historias de una chancla'.
5. La voz de Rothko, sí, quiero que mi perro hable.
6. Unas curitas para la capa de ozono.
7. Un método para secar ropa rápido y efectivo. C lo agradecerá.
8. Que absolutamente todo lo que coma sea orgánico.
9. Que se acaban los detergentes y todo sea orgánico.
10. La multiplicación del petroleo.
11. Que por fin confiesen que hay vida en otro planeta, ¡ya quiero tener amigos aliens!
12. Un editor que se anime a publicar mi primer libro álbum, altamente recomendable.
13. Poner fin a una incipiente glaceación.
14. Que no vuelva a temblar... nunca
15. Que se acaben los tsunamis.
16. Que los mexicanos lean el reglamento de tránsito y lo respeten.
17. Que exista un puento tridemensional a Santa Fe –y exclusivo para mí–. Odio en tráfico.
18. Que me regalen un árbol de Navidad igual al de Bee Movie.
19. Conocer a Tom Hanks.
20. Ir a la India y bañarme en su río exactamente el día que cumplo un año de casada.
21. Que me den un Honoris Causa por el simple hecho de ser yo.
22. Que me quite el miedo a los volcanes, a las mariposas negras y a que un fantasma me jale los pies en la noche.
23. Por lo demás, me conformo con unos aretes, de esos raros que me encantan y que me dejan infinitamente más caros de lo que en realidad cuesta hacerlos.
26 noviembre, 2007
LUNES POR LA MAÑANA
Pendientes, pendientes, todo está pendiente. Pero por primera vez en mucho tiempo no quiero concluirlos o llegar a su fin. A veces, me gusta la sensación de saber que tengo algo más que hacer. En el fondo, a veces pienso que soy adicta al estrés y que si me quitan mi angustia, el tráfico o demás, enloqueceré. Las ojeras, el té verde nuevo que sabe horrible, un nuevo lugar al que le dejaron muy mala vibra... debo trae flores de emergencia... pero todo funciona, como siempre, hago que todo funcione a la perfección para no enloquecerme, para no enloquecer a los otros.
Rothko tenía hambre por la mañana y no le hice caso, ¿eso me hace mala? Sólo quería dormir un poco más, un poco. Amanezco cansada los lunes porque así es, a pesar de que me duerma temprano. Seguir soñando, durmiendo, un poco más, el fin de semana sueño para que la semana sea menos dura. Lugo vuelvo a cerrar los ojos y sigo soñando y quiero alcanzar esos sueños, más no sé si lo haré, si sucederá.
Ahora sigo trabajando, textos me esperan para ser cortados, editados,manipulados, doblados...
24 noviembre, 2007
También quise ser poeta
Sí, desde los 1o quise escribir, y me dedicaba a hacerlo en cualquier momento que tenía disponible. Muchos de esos textos los perdí entre mudanza y mudanza y algunos otros se fueron cuando un virus invadió mi computadora, perdí toda la información. Pocos sobreviven gracias a publicaciones universitarias modestas que ya no circulan, pero que en ese momento me significaban todo, al igual que los ciclos de lectura que con mucho gusto (y ego crecido) daba con amigos de la UNAM y de CADAC en el Hijo del Cuervo y otros lugares coyoacanenses. Hoy, arreglando algunas cosas, descubrí la primera revista universitaria en la que me publicaron algo y no resistí la tentación de releer lo que venía ahí. Aquí uno de los poemas que escribía antes. La verdad, me sigue gustando.
en la indiferencia del tiempo
discurren mis brazos vacíos
para conquistar la ausencia
causal de mi cuerpo si el tuyo
en la indiferencia del tiempo
me desplomo
para así
recorrer tu rostro
robando la textura
que mis dedos empeñados
marcaron en sus yemas
(felicies usurpadoras de tu esencia)
en la indiferencia del tiempo
discurren mis brazos vacíos
para conquistar la ausencia
causal de mi cuerpo si el tuyo
en la indiferencia del tiempo
me desplomo
para así
recorrer tu rostro
robando la textura
que mis dedos empeñados
marcaron en sus yemas
(felicies usurpadoras de tu esencia)
Conversaciones con Matilda
Cómo olvidar a Roald Dahl y sus historias, sus diálogos en ocasiones demasiado adultos para los niños, o demasiado niños como para ser apreciados por alguien que se precia de 'ser grande'. Uno de mis favoritos:
"A girl should think about making herself look attractive so she can get a good husband later on. Looks is more important than books, Miss Hunky..."
"The name is Honey", Miss Honey Said
"A girl should think about making herself look attractive so she can get a good husband later on. Looks is more important than books, Miss Hunky..."
"The name is Honey", Miss Honey Said
19 noviembre, 2007
Visiones en Stereo
Llegamos con casi dos horas de anticipación. D se veía emocionado, medio nervioso; yo seguía sin entender por qué los de Ticketmaster te venden boletos de estacionamiento imposibles de usar, puesto que están arreglando la calle... en fin.
Logramos entrar al Foro, no había aún demasiada gente y al voltear a ver las gradas asegurábamos que no se llenaría. Iniciamos el discreto recorrido que te lleva de hasta tras hasta adelante, pero no lo logramos... nos faltaron algo así como tres filas. Detrás, dos seres hablaban de la historia del rock, exaltaban a Metallica y a Pink Floyd y demeritaban todo lo referente a Poison... De lado, otro ser, aparentemente solo iniciaba un monólogo. De perfil se veía joven, con barbas como de tres días, completamente disparejas y con cientos de huecos, como la de un adolescente que lleva menos de seis meses rasurándose. El pelo largo, a la cintura, lo delató, entrecano, poco maloliente, este hombre tenía más de 35 años. Tampoco hablaba sólo: en menos de diez minutos un niño de cinco o seis años apareció sobre sus hombros. El niño, emocionado, esperaba con ansias a su grupo favorito. Gritaba para que salieran al escenario y, seguramente sin entender lo que decían la mitad de las letras, cantaba a todo pulmón. Estaba feliz. Su carita servía de espejo a las luces que iluminaban a la multitud. En verdad lo disfrutó, y el espectáculo de ver a un niño de cinco años disfrutar las canciones que marcaron a una generación ochentera fue, simplemente increíble. Por instantes también me dieron de ganas de tener esa edad y maravillarte por un concierto con los ojos puros y sin quejarse del tráfico o los empujones.
Por lo demás, Ceratti sigue teniendo ese look que recuerda tanto al principito, con sus cairelitos y su voz entre melosa y fuerte. Grité, brinqué, salté y preocupé a D cuando el tumulto de gente empezó a separarnos, pero regresé a su lado. Me hubiera gustado ir también el segundo día y seguir saltando... ¿me preguntó que habrá dicho ese niñito cuando terminó el concierto? La multitud nos separó de él hacia el final, pero estoy segura de que a la fecha sigue platicando todo lo que vivió.
Logramos entrar al Foro, no había aún demasiada gente y al voltear a ver las gradas asegurábamos que no se llenaría. Iniciamos el discreto recorrido que te lleva de hasta tras hasta adelante, pero no lo logramos... nos faltaron algo así como tres filas. Detrás, dos seres hablaban de la historia del rock, exaltaban a Metallica y a Pink Floyd y demeritaban todo lo referente a Poison... De lado, otro ser, aparentemente solo iniciaba un monólogo. De perfil se veía joven, con barbas como de tres días, completamente disparejas y con cientos de huecos, como la de un adolescente que lleva menos de seis meses rasurándose. El pelo largo, a la cintura, lo delató, entrecano, poco maloliente, este hombre tenía más de 35 años. Tampoco hablaba sólo: en menos de diez minutos un niño de cinco o seis años apareció sobre sus hombros. El niño, emocionado, esperaba con ansias a su grupo favorito. Gritaba para que salieran al escenario y, seguramente sin entender lo que decían la mitad de las letras, cantaba a todo pulmón. Estaba feliz. Su carita servía de espejo a las luces que iluminaban a la multitud. En verdad lo disfrutó, y el espectáculo de ver a un niño de cinco años disfrutar las canciones que marcaron a una generación ochentera fue, simplemente increíble. Por instantes también me dieron de ganas de tener esa edad y maravillarte por un concierto con los ojos puros y sin quejarse del tráfico o los empujones.
Por lo demás, Ceratti sigue teniendo ese look que recuerda tanto al principito, con sus cairelitos y su voz entre melosa y fuerte. Grité, brinqué, salté y preocupé a D cuando el tumulto de gente empezó a separarnos, pero regresé a su lado. Me hubiera gustado ir también el segundo día y seguir saltando... ¿me preguntó que habrá dicho ese niñito cuando terminó el concierto? La multitud nos separó de él hacia el final, pero estoy segura de que a la fecha sigue platicando todo lo que vivió.
14 noviembre, 2007
rumi
Deprimida por la pérdida de mis llaves, me entretuve buscando algún poema de
Jalaludin Rumi, poeta sufi del siglo XIII
if you pass your night
and merge it with dawn
for the sake of heart
what do you think will happen
if the entire world
is covered with the blossoms
you have labored to plant
what do you think will happen
if the elixir of life
that has been hidden in the dark
fills the desert and towns
what do you think will happen
if because of
your generosity and love
a few humans find their lives
what do you think will happen
if you pour an entire jar
filled with joyous wine
on the head of those already drunk
what do you think will happen
go my friend
bestow your love
even on your enemies
if you touch their hearts
what do you think will happen
Translated by Nader Khalili
Las llaves y yo
Confieso que vivo en otro planeta, que siempre estoy pensando (o aparentemente pensando) en otra cosa y que pierdo y olvido las cosas con mucha facilidad. Lo que más pierdo son las llaves. Se me han caído en coladeras, en la calle, las he dejado en la chamarra de mis amigos o en el coche de alguien más. De abril a la fecha he llamado al cerrajero cuatro veces: una vez porque la llave se trabó, otra porque dejé el llavero de mi oficina en casa y tenía todos mis papeles guardados, una más porque me equivoqué de llavero y la última para abrir mi coche. En fin, hasta debería tener un fondito de ahorro para estas 'emergencias', cada una me sale mínimo en 100 pesos.
Hoy hice lo mismo, perdí las llaves de mi casa...
Y eso que tengo llaveros grandes y cursis para siempre poderlas detectar.
13 noviembre, 2007
De madres, hijas y otros problemas
No creo en esa frase cursi que dice que la madre es la mejor amiga de la hija; también veo con recelo a cualquier mujer que jura que su mami es, efectivamente su mejor amiga. Además, he constatado a lo largo de mi vida que las mamás suelen dar bastante dolores de cabeza. Por ejemplo, a la progenitora de una se le paralizó media cara el día de su boda; la suegra de otra consiguió meterse al parto de su nuera y casi la mata del susto; una más dijo el día de la pedida de uno de sus 'encantos' que ella 'no metería las manos al fuego por sus hijas'; alguna otra en vez de felicitar a su hija por su anillo de compromiso le preguntó por un viaje que tenían planeado y así, la lista es interminable.
No es la primera vez que pienso en el tema, así como edipo mata al padre y usurpa su lugar, nosotras, como hijas, hacemos algo similar. Basta pensar en esto: cuando a ellas les llega la menopausia y se despiden oficialmente de su periodo de fertilidad, nosotras comenzamos el nuestro. Ni qué decir. Además, hay madres que educan a sus hijas para ser madres; otras las forman para ser mujeres trabajadoras cuyo segundo escaño es la familia, y unas más las adoctrinan en el arte de pescar marido. Desafortunadamente, el resultado no siempre es el esperado y a veces somos exactamente lo contario a lo que nuestras madres se imaginaron y, aunque seamos felicies y exitosas, ellas, simplemente, no lo aceptan. ¿Algún remedio?
No sé si haya remedio, pero medianamente descifro que se disculpan a su manera de nosotras cuando tenemos hijas y ellas se convierten en abuelas consetidoras. Menuda idea.
Eso sí, hay que crecer firmes, estoícas, nunca esperar su aprobación y aprovechar cualquier resbalón que tengan, cualquier caída de máscara en las que se muestren vulnerables y amables para que nos consientan y sintamos, por lo menos, durante algunos minutos al año, que sí tenemos madre.
No es la primera vez que pienso en el tema, así como edipo mata al padre y usurpa su lugar, nosotras, como hijas, hacemos algo similar. Basta pensar en esto: cuando a ellas les llega la menopausia y se despiden oficialmente de su periodo de fertilidad, nosotras comenzamos el nuestro. Ni qué decir. Además, hay madres que educan a sus hijas para ser madres; otras las forman para ser mujeres trabajadoras cuyo segundo escaño es la familia, y unas más las adoctrinan en el arte de pescar marido. Desafortunadamente, el resultado no siempre es el esperado y a veces somos exactamente lo contario a lo que nuestras madres se imaginaron y, aunque seamos felicies y exitosas, ellas, simplemente, no lo aceptan. ¿Algún remedio?
No sé si haya remedio, pero medianamente descifro que se disculpan a su manera de nosotras cuando tenemos hijas y ellas se convierten en abuelas consetidoras. Menuda idea.
Eso sí, hay que crecer firmes, estoícas, nunca esperar su aprobación y aprovechar cualquier resbalón que tengan, cualquier caída de máscara en las que se muestren vulnerables y amables para que nos consientan y sintamos, por lo menos, durante algunos minutos al año, que sí tenemos madre.
11 noviembre, 2007
¡RED IS BACK!
Desde que llega noviembre la vida se torna caótica. Entre mi cumpleaños, los recuerdos navideños de antaño y la sarta de personas que inunda la ciudad con bolsas de regalitos para sus seres queridos... ni qué decir... son 61 días de enojos, gritos y mentadas de madre repletas de espíritu navideño.
Lo mejor de la época, y esto es muy serio, es el hermoso vaso rojo con manga verde y snowflakes...
Síndrome de domingo por la tarde
En realidad nunca me han gustado los domingos. Al principio era porque se trataba del día de hacer tarea, demasiada. Luego de trataba de esconderse de los papás para fugarse con los amigos y evitar la típica comidita famliar que termina en caos. Ahora se trata de la presión laboral. ¿Síndrome del domingo por la tarde? Sí, agudo. Por mi cabeza pasan cual caballo galopando todos mis pendientes (así se trate de tan sólo engrapar una hoja)... Intento hacer un poco de todo para alejar esos caballos de mi cabeza: waffles con tocino, mi desayuno favorito, un poco de tele, música de esa que no entiendo pero que parece crear un trance extraño en mi mente, observo a mi perro detenidamente (cada vez estoy más convencida de que es un humanito), pero nada funciona. Son casi las 12.00 y toda la sintomoatología ya está aquí... nada la detendrá hasta mañana...
08 noviembre, 2007
Hoy me acordé
Este poema de Sylvia Plath es uno de mis consentidos, sin embargo, nunca lo había leído en inglés. Mi primer acercamiento fue gracias a la traducción que utilizó Carmen Boullosa en la obra de teatro Vacío. Hoy, lo leí por primera vez en su idioma original...
Mirror
I am silver and exact. I have no preconceptions.
Whatever I see, I swallow immediately.
Just as it is, unmisted by love or dislike
I am not cruel, only truthful –
The eye of a little god, four-cornered.
Most of the time I meditate on the opposite wall.
It is pink, with speckles. I have looked at it so long
I think it is a part of my heart. But it flickers.
Faces and darkness separate us over and over.
Now I am a lake. A woman bends over me.
Searching my reaches for what she really is.
Then she turns to those liars, the candles or the moon.
I see her back, and reflect it faithfully
She rewards me with tears and an agitation of hands.
I am important to her. She comes and goes.
Each morning it is her face that replaces the darkness.
In me she has drowned a young girl, and in me an old woman
Rises toward her day after day, like a terrible fish.
Mirror
I am silver and exact. I have no preconceptions.
Whatever I see, I swallow immediately.
Just as it is, unmisted by love or dislike
I am not cruel, only truthful –
The eye of a little god, four-cornered.
Most of the time I meditate on the opposite wall.
It is pink, with speckles. I have looked at it so long
I think it is a part of my heart. But it flickers.
Faces and darkness separate us over and over.
Now I am a lake. A woman bends over me.
Searching my reaches for what she really is.
Then she turns to those liars, the candles or the moon.
I see her back, and reflect it faithfully
She rewards me with tears and an agitation of hands.
I am important to her. She comes and goes.
Each morning it is her face that replaces the darkness.
In me she has drowned a young girl, and in me an old woman
Rises toward her day after day, like a terrible fish.
07 noviembre, 2007
Welcome
éste, sin duda, sería el mejor momento para dar miles de golpecitos al teclado y plasmar cientos de miles de palabras que se me atoraron en las falanges, pero mejor lo haré después, a cuenta gotas... por ahora sólo puedo decir que estoy tan cansada que me piso las ojeras.
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